Abuelos, abuelas o cuidadores habituales
La falta de tiempo para cocinar, la incorporación de la mujer al mercado laboral y el poco tiempo que los progenitores pasan con sus hijos e hijas son factores que influyen de manera directa en la alimentación de la infancia.
En muchas ocasiones abuelos y otros cuidadores son los encargados de la alimentación de los menores. Sin embargo, estas personas mayores acostumbradas a épocas de carencia donde se valoraban los alimentos muy calóricos y energéticos, suelen ofertar mayores cantidades de alimentos de los que el niño o niña requiere. No suelen seguir las pautas alimentarias marcadas por padres y madres, y no suelen ser tan estrictos en la adquisición de normas y reglas alimentarias.
Fobia a la verdura
Neofobia
A menudo, padres y madres se rinden con facilidad cuando tras el intento de nuevas incorporaciones, el niño o la niña no se habitúa a su consumo.
En ocasiones en esta etapa reaccionan negativamente ante un alimento ya previamente consumido (como ocurre en los niños y niñas “mal comedores”) y en otras ocasiones alternan esta conducta con la neofobia.
¿Qué se puede hacer en estos casos?
La familia tienen un papel muy importante a la hora de mejorar estas conductas.
- Se debe presentar las verduras o los nuevos alimentos reiteradamente, dar ejemplo consumiéndolos y relacionándolos con momentos agradables en la mesa y con la familia.
- Una tranquila conversación con abuelos o cuidadores habituales puede mejorar la oferta alimentaria de los niños y niñas. Explicarles los beneficios de una alimentación saludable, si es preciso con ayuda de los profesionales, será suficiente para entenderlo.
- En relación al rechazo de nuevos alimentos, se conoce que cuanto más veces se presenten nuevos alimentos, existe más probabilidades de que los pruebe y se acostumbre a ellos. En ocasiones pueden necesitar probar 10-15 veces un alimento nuevo antes de comenzar a apreciarlo. Las primeras veces debe hacerse al principio de una comida, momento en que se tiene más apetito. También se recomienda ir cocinándolo de distintas formas y con diferentes presentaciones hasta que se habitúe a este nuevo sabor. No se debe forzar a ingerir grandes cantidades de estos alimentos, pero sí alabarles cuando prueben pequeñas cantidades. Otra opción es presentar la comida de forma más atractiva, como por ejemplo realizando imágenes, caras o cortando las verduras de formas diferentes, utilizando más colores y formas. Se recomienda igualmente que el niño o niña colabore en la preparación de los alimentos, siempre que sea posible, o bien cultivar las verduras en el jardín o en macetas, lo que favorecerá su deseo de probar nuevas verduras.