Recomendaciones nutricionales (4-8 años)

El consumo de alimentos no será uniforme y habrá comidas muy abundantes y otras escasas. Si la ganancia de peso y talla es la correcta no se preocupe; escuche y respete las necesidades alimentarias de su hijo o hija en cada momento. Adoptar una actitud exigente y tratar que realicen una ingesta regular en las comidas, por parte de los padres, madres o cuidadores es contraproducente y conduce a una actitud de rechazo.

La alimentación debe ser: adecuada, suficiente, completa, variada y equilibrada.

Las necesidades calóricas para esta edad en menores con un estilo de vida sedentario son de 1.200 kilocalorías en niñas y hasta 1.400 en niños.

En esta etapa de la vida el niño o niña se va a habituar al consumo de snacks, hoy en día casi inevitables en época escolar. Este consumo debe ser limitado, no constituir una parte importante del aporte energético total diario y se debe realizar con productos de buena calidad y con nutrientes equilibrados, como pueden ser los cereales, frutos secos, fruta, zumos naturales, etc.

Se debe ofrecer un número grande de diferentes nutrientes con distintas variaciones de presentación, sabores, colores y texturas que guiarán las preferencias del menor. Repetir esta oferta en diversas comidas ayudará a que escojan alimentos de alta calidad nutricional, y evitará actitudes de rechazo frente a algunos grupos de alimentos como frutas, verduras, pescado, etc.

No hay que restringir los alimentos de gran palatabilidad, ya que puede estimularse de esta manera un mayor consumo de éstos, pero sí se debe regular un consumo moderado y esporádico de los mismos, lo que les ayudará para aprender a auto-regular el ingreso calórico.

Cantidad de raciones

Edad Hidratos de carbono Hortalizas y vegetales Frutas Lácetos y derivados desnatados Carnes, pescado, huevos Grasas, aceites, azúcares
5-6 6-9 1-1.5 4-6 2-3 2-4 1
7-8 9-10 1.5-2.5 6-7 2-3 4-5 1

 

Frecuencia de consumo recomendada de alimentos y equivalencias por raciones

Al menos 2 vasos de leche o alimento equivalente al día.

Una ración de leche equivale a: 1 vaso de leche, 2 yogures o 50 g de queso fresco.

Es preferible usar productos semidesnatados o desnatados.

Menos de 6 veces a la semana, la ración equivale a 50 g.

El jamón, fiambres magros y embutidos deben tener un consumo semanal.

Mínimo 4 veces por semana.

La ración equivale a 65 g por lo que en una comida normal administraríamos 2 raciones o 130 g.

Hasta 3 veces por semana.

Una ración son dos unidades.

Todos los días en almuerzos y cenas.

Deben consumirse a diario en las comidas principales: pan, arroz, pasta, papas o cereales.

Una ración de pan blanco o integral son 20 g, de pan tostado, arroz y pasta con 15 g.

2-4 veces por semana.

Cada ración son 15 g en seco (lentejas, garbanzos, judías blancas, guisantes).

Todos los días en almuerzos y cenas.

Tomar cada día al menos una ración de verdura fresca (ensalada).

Dependiendo de la verdura una ración oscila entre 200-300 g.

3 piezas al día de tamaño moderado equivalen a 6 raciones.

Una ración dependiendo de la fruta oscila entre 50-100 g de fruta.

Controlar la cantidad.

Consumo ocasional.

Consumo esporádico.

Moderar la cantidad.

Especialmente recomendado el aceite virgen de oliva.

Repostería, refrescos, snacks etc.

El consumo debe ser esporádico.

 

Proporciones y tipos de alimentos a lo largo del día

La mayoría de los niños y niñas a esta edad realizan 3 comidas principales al día y 2 snacks o tentempiés.

El reparto debe ser:

  • Desayuno 25% de las calorías totales
  • Almuerzo 30-35% de las calorías totales
  • Merienda 15%
  • Cena 25-30%

 

 

El desayuno es una de las comidas principales del día, pero sin embargo entre el 10-15% de los niños y niñas comienzan su jornada escolar sin realizarlo y entre el 20-30% lo hacen de forma insuficiente.

El desayuno debe aportar al menos 3 de los 5 grupos de alimentos básicos: lácteos, cereales y fruta fresca (preferiblemente entera) o en zumo natural. Se considera un desayuno de baja calidad si el aporte energético es menor de 200 kcal.

Un desayuno adecuado, en periodos de crecimiento o actividad física importante, no es incompatible con la ingesta de un alimento a media mañana, basado en un pequeño bocadillo o una pieza de fruta o un lácteo.

La comida del mediodía es la que aporta globalmente más energía, proteínas y grasas. Un alto porcentaje de niños y niñas utilizan los comedores escolares (aproximadamente un 20%), por este motivo en estos centros de alimentación colectiva, así como en los domicilios, se debe tener en cuenta la preparación, el tamaño de las raciones y un ajuste de macro y micronutrientes especialmente calcio, folatos, cinc y hierro.

El menú puede consistir en un primer plato a base de verduras y legumbres, pasta o arroz; un segundo plato de carne magra, pescado o huevos y el postre, preferiblemente fruta o un lácteo.

La bebida debe ser agua y el acompañamiento pan.

Deben evitarse los productos de bollería, las salsas y alimentos manufacturados. La carne debe prepararse de manera que se facilite la masticación (albóndigas, filete ruso, carne guisada, etc.) y se debe evitar la presencia de espinas en los pescados.

Los objetivos del comedor escolar son:

  • Confeccionar menús adaptados a las recomendaciones nutricionales de energía, macro y micronutrientes.
  • Cubrir alrededor de 1/3 de las necesidades energéticas y como mínimo el 50% de las proteínas diarias.
  • Los menús deben ser variados y adaptados a la cocina tradicional, actual y a productos de la zona.
  • Presentación atractiva.
  • Incorporar la nueva tecnología alimentaria y el control sanitario a la cocina y al comedor.
  • Debe cumplir con la función de introducción de hábitos dietéticos, higiénicos y sociales.

Dependiendo del nivel de actividad física del niño y de la niña y su alimentación el resto del día pueden suplementarse en esta comida las raciones de lácteos, frutas, hidratos de carbono con un pequeño bocadillo, etc. sin olvidar nunca el agua como bebida fundamental.

Debe servir para que toda la familia equilibre la dieta, teniendo en cuenta los alimentos que se han ingerido el resto del día.

Debe ser más ligera y sencilla que el almuerzo; ensaladas, verduras, cremas, sopas y como complemento pescados, carnes o huevo, teniendo en cuenta lo que no se haya comido al mediodía.

Una cena adecuada ayuda a dormir mejor.

 


 

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