Se caracteriza por episodios repetidos de ingesta de grandes cantidades de alimento en poco tiempo (atracones), generalmente a escondidas, seguidos de conductas compensatorias como provocarse el vómito, abuso de laxantes, diuréticos, enemas y productos adelgazantes, ayuno drástico, acompañado o no de ejercicio físico, excesivo.
Las personas que presentan este trastorno, que generalmente suelen ser mujeres, son conscientes de que su patrón alimentario no es normal, que escapa de su control, por lo que se angustia enormemente y siente posteriormente gran culpa, auto-desprecio, vergüenza y depresión. Suele ser un trastorno que fácilmente pasa desapercibido y se vive con importantes sentimientos de vergüenza y culpa.
Al igual que en las anoréxicas, siempre está presente el temor a engordar y la preocupación por la imagen corporal, lo que produce gran ansiedad. Existe un gran temor a no poder parar de comer y tienen dificultad para controlar los impulsos, por lo que también pueden asociar abusos de alcohol, tabaco, sexuales, etc.
Suelen ser personas inseguras, insatisfechas consigo mismas, que se obsesionan por el peso y la comida.
A diferencia de la anoréxica, su aspecto puede parecer sano, con peso normal, bajo o sobrepeso.
La edad de inicio suele ser más tardía que la anorexia.
Comparte algunos signos externos con la anorexia nerviosa:
- Agrandamiento de las glándulas salivales.
- Inflamación de las encías.
- Erosiones en la cara interna de los dientes, por la provocación repetida del vómito.
- Problemas gastrointestinales frecuentes, acidez, diarrea, sangrado por el recto.
- Callos en el dorso de los dedos, por la provocación repetida del vómito.
- Pequeñas hemorragias en los ojos y alrededor, por hacer fuerzas para vomitar.
- Meterse en el baño inmediatamente después de comer para vomitar.
- Hacer ejercicio físico de forma excesiva.
- Arritmias cardiacas.